Capitulo IV - Lo que rápido se viene rápido se va

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A la mañana siguiente me desperté, lamentablemente soy demasiado apegado a la realidad cuando abro los ojos, así que lo único que tenía en la cabeza a esa hora era ¿Por qué lo hice? Cuando estaba en el bus hice un recuento de mis acciones, estaba feliz, la tenía para mí. Llegue a la universidad, a las 7 AM un nuevo record para mi, me escabullo en el pabellón de medicina, que era el único con sillones para el que llegara primero, y tomo asiento esperando a que ella llegue. Habían pasado ya varios minutos hasta que alfín la veo cruzar el portón principal. No lo voy a negar, estaba confundido, me había dicho que no, pero me había besado, no sabia como saludarla. Ella viene y me da un beso en la mejilla. No dije nada, lo supuse. Lo abre soñado, no, fue demasiado real. Entonces que había sucedido. Tal vez solo me deje llevar, no había nada entre nosotros más que un beso infundido por la fría noche, y la romántica atmosfera. En ese momento supe que no había hecho nada más que imaginar cosas, éramos amigos como siempre, sin embargo le pedí que fuera mi pareja de trabajo en esa clase. Terminada la primera clase, me acompaño a la cafetería. Tomados de la mano, ablando de lo que paso la noche anterior, nos retiramos de ahí, nos dirigimos a un muro, lejos de todo. La besé, fue rápido, pero intenso, nunca imagine que sería yo quien haga eso. Sin embargo la felicidad no duraría mucho.

A la semana siguiente, una pareja ante los ojos de los demás, simplemente terminaría en un confuso contexto. Las clases habían terminado, fue un miércoles, como olvidarlo, el sol, la música en mis oídos, y su voz diciendo – Tengo que decirte algo –. Luego de una semana esas palabras me sonaron demasiado sorpresivas, pero, por alguna razón, sabia lo que diría. Estábamos en el paradero de buses, y ella empezó – De verdad lo siento, lo que te dije esa vez en el Starbucks no ha cambiado mucho, no te quiero… solo me gustas – Mis ojos dejaron de verla, solo veía el vacío frente a mi, mis brazos solo podían abrazarla y mi mente, preguntarse el porqué. La mire, me despedí, y seguí mi camino. Me encontré a Luciana en el camino, la miré, levante mi dedo índice y medio al aire como siempre lo hacia y abordé mi bus. Justo ese día tenia que hacer un trabajo muy importante para el día siguiente y tenia la mente dándome vueltas, pero ya nada se podía hacer. Una relación es producto de una decisión que realizan dos personas. Dos personas que están unidas por una promesa. Al parecer esa relación nunca existió, creo que la emoción me cegó por un momento, y con ese pensamiento me dispuse a trabajar.

Lucia se conecto horas después, justo cuando me faltaba poco para terminar, no había mucho de que hablar, la situación era clara, simplemente no estaba enamorada de mi. Sin embargo, la noche se aproximaba, y cada vez decaía mas, es como si hubiera tenido una coraza cuando me dijo aquello, pero ahora iba desapareciendo. Mi situación iba decayendo conforme pasaban las horas al punto que una que otra lagrima caía de mí. Tome la decisión de no darme por vencido tan fácilmente porque la quería, así que de mil maneras intente hacerla razonar acerca de lo que me dijo, y al final me dijo que la hiciera enamorarse de mí. Una frase un poco extraña, en ese momento no la entendí, solo asentí prometiéndole que siempre la amare.

Finalmente pude terminar el trabajo, sin embargo aun quedaba otro, en el que debía trabajar con ella, no sabia si seguir con eso o disculparme con el profesor y decirle que quería hacerlo solo. Al final decidí seguir con esa decisión y continuar trabajando con ella a pesar que el corazón se me encoja cada vez que la veia. La fecha de la primera entrega se acercaba y nos vimos en la necesidad de amanecernos en la universidad, solo pudo venir Guillermo. Así que esa noche éramos los tres, Lucia, Guillermo y yo, en esa noche fría, en un salón solitario. Luego de unas horas logramos infiltrarnos en el sistema de seguridad de la universidad pudiendo así poder comunicarnos con el otro equipo que estaba en sus respectivos hogares, entre ellos estaba Edward quien nos regalo prácticamente la mitad del trabajo que teníamos que hacer esa noche.

Guillermo tenía sed así que fui a comprar algo para tomar, Lucia me acompaño. Pasamos unas serie de pasadizos, escaleras, la universidad no es la misma por la noche. Conseguí una gaseosa y me dirigí al salón donde estábamos. En un momento me desvíe para botar una envoltura que tenia en el bolsillo, así que me metí por un pasadizo, la boté y cuando me di vuelta, allí estaba Lucia, mirándome fijamente, había un silencio sepulcral, y mi mente estaba en blanco, no sabia que decirle a esos ojos. La abrasé, y ella me respondió el abrazo, ¿Qué estaba pasando?, no lo comprendía en ese momento pero se sentía tan bien. Pasaron varios minutos para que nuestros brazos se abran, y cuando sucedió eso, sucedió lo que nunca me hubiese imaginado. El frío de la noche haciéndonos temblar como dos niños sin abrigo, nuestros pensamientos envueltos en un mar de emociones producidas por la situación en la que estábamos. Esa manera de mirarme, esa manera de tratarme, era imposible que no este enamorada de mi, y fue esa la razón de porque hizo lo que hizo. Me besó, la besé, en ese momento no quería entender nada, como la primera vez solo quería que ese momento no terminase.

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